¿Cuál es el secreto de tu prolífica carrera?
Jessica: Pienso que todo tiene que ver con el equilibrio. Si siento demasiada positividad, creo que algo negativo va a pasar pronto. Por eso no me gusta celebrar mucho. A lo bueno le sigue lo malo y viceversa. Para mí, lo único importante es aprender una nueva lección con cada papel. No estoy en la industria por la fama. No soy alguien que busque llamar la atención, todo lo contrario. Y ese aspecto, estoy segura, ayuda a tener una vida más privada, más normal.
Acabas de presentar la película Dreams. ¿Llega en el momento idóneo, cuando se están tomando duras medidas políticas contra los inmigrantes indocumentados en tu país?
Sí, es innegablemente política. El director Michel Franco tiene el don de provocar reflexión y debate con cada uno de sus trabajos. Aquí profundiza en la compleja relación entre Estados Unidos y México. No me voy a rendir con respecto a mi país, y quiero señalar que muchos de nosotros seguimos teniendo esperanza y luchamos por una causa justa. Si observas la Estatua de la Libertad y cómo se forjó esta nación, es evidente que ha abrazado a los inmigrantes.
¿Existe un deseo reivindicativo en tu cine?
Considero que todo lo que hago en mi vida es feminista. Algo muy importante, especialmente en el momento político que vivimos. Me encanta interpretar a mujeres que cometen errores, que toman decisiones complicadas. Pero siempre las apoyo y las comprendo, porque son seres humanos. No quiero representar a un personaje que sea sólo una idea de la perfección femenina, porque eso no existe, salvo en la mitología o en sociedades sexistas donde a las mujeres no se les permite ser humanas. Y para mostrar la humanidad, también hay que ahondar en la oscuridad de lo que uno es. Ese es mi sello. Nunca me enfadaré con una mujer por tener que hacer lo que sea necesario para mantenerse y sobrevivir, porque ella está jugando con reglas diferentes a las de los hombres.
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